Mudanza

miércoles, octubre 28, 2009 by Leonor Maxete

Sentada en un lugar que no reconozco, sin nadie a mí alrededor que me reconozca a mí. Rodeada de cosas que no tienen forma, ni están en el lugar al que corresponden, porque nadie ni nada tiene lugar, estamos sobrepuestos en estantes desconocidos…

El plato, la taza, la planta, se miran como si nunca se hubieran visto, como si fueran extranjeros dentro de la propia cocina, que tiene color de años, sabor de tiempo, luz de eternidad y al mismo tiempo de inmediatez, de foto instantánea.

Las botellas de Ron son las únicas que parecen guardar una relación, reunidas a espaldas una de la otra, como si fueran espectadoras de un caos amenazante, a la defensiva, porque saben que serán liquidadas por mi nostalgia.

Y afuera llueve, inevitablemente, llueve, porque solo el cielo sabe que hoy me la pase limpiando ventanas todo el día.

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1 comentarios:

Zion Kid dijo... @ 2 de noviembre de 2009, 0:19

Es así como cuando uno se siente desempacado.

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